Me costó mucho aprender a leer. No me parecía lógico que la letra m se llamara eme, y sin embargo con la vocal siguiente no se dijera emea sino ma. Me era imposible leer así. Por fin, cuando llegué al Montessori la maestra no me enseño los nombres sino los sonidos de las consonantes. Asi pude leer el primer libro que encontré en un arcón polvoriento del depósito de la casa. Estaba descosido e incompleto, pero me absorbió de un modo tan intenso que el novio de Sara soltó al pasar una premonición aterradora: <<¡Carajo!, este niño va a ser escritor>>
Gabriel García Marquez.
Vivir para contarla.
viernes, 23 de septiembre de 2011
lunes, 12 de septiembre de 2011
ESTE CUENTO VA AL REVÉS....... DE MOMENTO
Pasaron los días, la paloma siguió su vida criando a sus palominos y la zorra siguió con sus fechorías por aquí y por allá.
Estaba el torcazo una mañana bebiendo agua en la orilla del charco cuando se le acercó la zorra silenciosa. Silenciosa, muy en silencio, dio un salto tan largo y tan alto que atrapó de un bocado al torcazo. Lo atrapó y se lo quería comer.
La zorra se quedo estupefacta, asombrada, turulata, se quedó hecha polvo al ver que había sido descubierta, , que la paloma no le iba a echar ningún palomino.
-¿Quién te lo ha dicho? preguntó. Seguro que ha sido el torcazo dijo la zorra respondiendo ella a su propia pregunta. Y añadió:
-Ya me lo tragaré cuando vaya al charco.
Siguió entonces su vuelo el torcazo y la paloma se quedó más tranquila.
Volvió la zorra y volvió a ponerse bajo el pino y con su voz más grave más amenazadora dijo:
-Paloma échame uno de tus palominos, que si no me echas un palomino con mi rabo rabino voy a cortar el pino y te voy a comer a ti y a tus palominos.
lunes, 5 de septiembre de 2011
La paloma, que había visto a la zorra acercarse, cuando oyó lo que decía se asustó; se asustó mucho, muchísimo, y se echó a llorar creyendo lo que decía la zorra.
Estaba la paloma llorando con muchísima tristeza cuando pasó cerca del pino el torcazo y vio a la paloma y viendo que lloraba se le acercó y le preguntó:
LA PALOMA Y LA ZORRA
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