miércoles, 30 de marzo de 2011

¡Qué divertido es Picasso!


Este Picasso es un caso





¡Qué divertido es Picasso!

Es pintor rompecabezas

que al cuerpo rompe en mil piezas

y pone el rostro en los pies.

¡Todo lo pinta al revés!

¡Este Picasso es un caso!

Es un puro disparate.

No es que te hiera o te mate,

pero en lugar de dos cejas

él te pone dos orejas.

¡Vaya caso el de Picasso!

Te deja que es una pena:te trastoca y desordena,

te pone pies en las manos

y en vez de dedos, gusanos.

¡Si es que Picasso es un caso!

En la boca pone un ojo,

y te lo pinta de rojo.

Si se trata de un bigote,

te lo pondrá en el cogote.

¡Menudo caso es Picasso!

¿Eso es hombre o bicicleta?

¡Si es que ya nada respeta....!

Esos ojos que tú dices,

no son ojos...¡son narices!

¿No es un caso este Picasso?

Todo lo tuerce y disloca:

las piernas, brazos y boca.

No es verdad lo que tu ves.

¡Él pinta el mundo al revés!

¡Qué Picasso es este caso!


Carlos Reviejo

sábado, 12 de marzo de 2011

miércoles, 9 de marzo de 2011

LOS ENCUENTROS DE UN CARACOL AVENTURERO



(Granada)
A Ramón P. Roda.

Hay dulzura infantil
en la mañana quieta.
Los árboles extienden
sus brazos a la tierra.
Un vaho tembloroso
cubre las sementeras,
y las arañas tienden
sus caminos de seda
-rayas al cristal limpio
del aire-.
En la alameda
un manantial recita
su canto entre las hierbas.
Y el caracol, pacífico
burgués de la vereda,
ignorado y humilde,
el paisaje contempla.
La divina quietud
de la Naturaleza
le dio valor y fe,
y olvidando las penas
de su hogar, deseó
ver el fin de la senda.

Echó a andar e internose
en un bosque de yedras
y de ortigas. En medio
había dos ranas viejas
que tomaban el sol,
aburridas y enfermas.

"Esos cantos modernos
-murmuraba una de ellas-
son inútiles". "Todos,
amiga -le contesta
la otra rana, que estaba
herida y casi ciega-.
Cuando joven creía
que si al fin Dios oyera
nuestro canto, tendría
compasión. Y mi ciencia,
pues ya he vivido mucho,
hace que no lo crea.
Yo ya no canto más..."

Las dos ranas se quejan
pidiendo una limosna
a una ranita nueva
que pasa presumida
apartando las hierbas.

Ante el bosque sombrío
el caracol se aterra.
Quiere gritar. No puede.
Las ranas se le acercan.

"¿Es una mariposa?",
dice la casi ciega.
"Tiene dos cuernecitos
-la otra rana contesta-.
Es el caracol. ¿Vienes,
caracol, de otras tierras?"

"Vengo de mi casa y quiero
volverme muy pronto a ella".
"Es un bicho muy cobarde
-exclama la rana ciega-.
¿No cantas nunca?" "No canto",
dice el caracol. "¿Ni rezas?"
"Tampoco: nunca aprendí".
"¿Ni crees en la vida eterna?"
"¿Qué es eso?
"Pues vivir siempre
en el agua más serena,
junto a una tierra florida
que a un rico manjar sustenta".

"Cuando niño a mí me dijo
un día mi pobre abuela
que al morirme yo me iría
sobre las hojas más tiernas
de los árboles más altos".

"Una hereje era tu abuela.
La verdad te la decimos
nosotras. Creerás en ella",
dicen las ranas furiosas.

"¿Por qué quise ver la senda?
-gime el caracol-. Sí creo
por siempre en la vida eterna
que predicáis..."
Las ranas,
muy pensativas, se alejan.
y el caracol, asustado,
se va perdiendo en la selva.

Las dos ranas mendigas
como esfinges se quedan.
Una de ellas pregunta:
"¿Crees tú en la vida eterna?"
"Yo no", dice muy triste
la rana herida y ciega.
"¿Por qué hemos dicho, entonces,
al caracol que crea?"
"Por qué... No sé por qué
-dice la rana ciega-.
Me lleno de emoción
al sentir la firmeza
con que llaman mis hijos
a Dios desde la acequia..."

El pobre caracol
vuelve atrás. Ya en la senda
un silencio ondulado
mana de la alameda.
Con un grupo de hormigas
encarnadas se encuentra.
Van muy alborotadas,
arrastrando tras ellas
a otra hormiga que tiene
tronchadas las antenas.
El caracol exclama:
"Hormiguitas, paciencia.
¿Por qué así maltratáis
a vuestra compañera?
Contadme lo que ha hecho.
Yo juzgaré en conciencia.
Cuéntalo tú, hormiguita".

La hormiga, medio muerta,
dice muy tristemente:
"Yo he visto las estrellas."
"¿Qué son las estrellas?", dicen
las hormigas inquietas.
Y el caracol pregunta
pensativo: "¿Estrellas?"
"Sí -repite la hormiga-,
he visto las estrellas,
subí al árbol más alto
que tiene la alameda
y vi miles de ojos
dentro de mis tinieblas".
El caracol pregunta:
"¿Pero qué son las estrellas?"
"Son luces que llevamos
sobre nuestra cabeza".
"Nosotras no las vemos",
las hormigas comentan.
Y el caracol: "Mi vista
sólo alcanza a las hierbas."

Las hormigas exclaman
moviendo sus antenas:
"Te mataremos; eres
perezosa y perversa.
El trabajo es tu ley."

"Yo he visto a las estrellas",
dice la hormiga herida.
Y el caracol sentencia:
"Dejadla que se vaya.
seguid vuestras faenas.
Es fácil que muy pronto
ya rendida se muera".

Por el aire dulzón
ha cruzado una abeja.
La hormiga, agonizando,
huele la tarde inmensa,
y dice: "Es la que viene
a llevarme a una estrella".

Las demás hormiguitas
huyen al verla muerta.

El caracol suspira
y aturdido se aleja
lleno de confusión
por lo eterno. "La senda
no tiene fin -exclama-.
Acaso a las estrellas
se llegue por aquí.
Pero mi gran torpeza
me impedirá llegar.
No hay que pensar en ellas".

Todo estaba brumoso
de sol débil y niebla.
Campanarios lejanos
llaman gente a la iglesia,
y el caracol, pacífico
burgués de la vereda,
aturdido e inquieto,
el paisaje contempla.

Federico García Lorca

domingo, 6 de marzo de 2011

¿DÓNDE VAS CARPINTERO? (VILLANCICO)

http://www.gloriafuertes.org/poeminf.htm

-¿Dónde vas carpintero
con la nevada?
-Voy al monte por leña
para dos tablas.

-¿Dónde vas carpintero
con esta helada?
-Voy al monte por leña,
mi Padre aguarda.

-¿Dónde vas con tu amor
Niño del Alba?
-Voy a salvar a todos
los que no me aman.

-¿Dónde vas carpintero
tan de mañana?
-Yo me marcho a la guerra
para pararla.


http://cprcalat.educa.aragon.es/incanciones_1.htm

sábado, 5 de marzo de 2011

El topo

lunes, diciembre 18, 2006
El topo

El topo dijo: ¡qué caray
siempre viviendo bajo tierra
sin darme una vuelta por ahí,
ni que estuvieramos en guerra!
La vida pasa sin color
por este oscuro laberinto,
voy a salir al exterior
a ver si veo algo distinto.

Así, este topo que jamás
vio más allá de sus narices,
que conoció todo lo más
una patata y tres lombrices,
diciendo "chao, hay que vivir"
a su mundillo subterráneo
salió dispuesto a descubrir
de nuevo el mar Mediterráneo.

Acababa de anochecer
cuando emergió de su recinto
y había que reconocer
que aquello no era muy distinto.
Y, sin embargo, al animal
le pareció tan deslumbrante
que le irritaba el lagrimal
la luna en su cuarto menguante.

"Yo nunca he visto ni un farol,
yo siempre he estado en la penumbra,
ahora que veo este gran sol
la vista no se me acostumbra",
el topo dijo. Y se volvió
corriendo para su topera
de donde nunca mas salió.
¡Ay, qué vida tan puñetera!


[listen] Javier Krahe
Publicado por Ángel Puente en 21:34
Etiquetas: Javier Krahe

http://canciondeautorenespanol.blogspot.com/2006/12/el-topo.html

Canción para dos caracoles que van a un entierro


Al entierro de una hoja seca
se van dos caracoles
tienen la concha oscura
crespón llevan de moño
bajo los arreboles
se fueron sin premura
una tarde de otoño

Cuando llegaron era
ay ya la primavera
todas las hojas secas
habían resucitado
y cada caracol
se sintió muy frustrado
mas aparece el sol
el sol que apenas nace
les habla y así empieza
sentaos aquí si os place
un vaso de cerveza
tomárselo en un tris
mas si lo preferís
tomad quizá os aguarde
el bus para París
partirá por la tarde
veréis a vuestro antojo
la campiña feliz
sin luto así me alegro
lo digo sin sonrojo
porque el luto de negro
pone el blanco del ojo
y lo vuelve a uno feo
esos cuentos de féretros
oírlos no deseo
por ser de triste género
revestid por favor
de la vida el color
luego animal y bestia
los árboles las plantas
entonaron con brío
perdiendo la modestia
forzando las gargantas
la canción del estío
como el calor les arde
brinda todo el gentío
es una linda tarde
linda tarde de estío
y los dos caracoles
se van a casa en fila
se van sin desencanto
dichosos los alcoholes
como bebieron tanto
vacilan un poquito
desde el cielo infinito
la luna los vigila.


Versión de Enrique Uribe White


http://www.poesiaspoemas.com/jacques-prevert/cancion-para-dos-caracoles-que-van-a-un-entierro