Frederick
era un pequeño ratón de campo al que solo le gustaba mirar las
estrellas y atrapar palabras en el aire. Vivía tranquilo y feliz junto a
su familia de ratones en el viejo granero.
Pero pronto llegaría el invierno. Y había que recoger provisiones para cuando se cerniese sobre ellos.
Y todos se dispusieron a trabajar. Todos. Menos Frederick...
Frederick solo se paraba sobre alguna de las rocas
y soñaba. Soñaba los colores de la primavera y del verano. El agua
fresca corriendo por entre el valle. Las nubes de esponja blanca y
algodón.
Pero el resto de ratones le miraban y no comprendían porque
no trabajaba como ellos y no paraban de preguntarle: “¿Y tú, por qué no
trabajas, Frederick?” ; y él solo contestaba: “Recojo los rayos de sol
para los días de fríos del invierno”
Hasta que llegó el invierno y
tuvieron que encerrarse en su agujero entre las piedras del muro, lejos
de la luz del Sol. Al principio, todo fue bien. Se divertían y contaban
anécdotas que les había pasado durante la primavera o el verano. Pero
pronto pasó. Y los ratones comenzaron a deprimirse y a volverse huraños y
sin energía.
Entonces, miraron a Frederick...
“¿Y tus provisiones, Frederick, le preguntaron.
“Cerrad los ojos”, respondió.
Y comenzó a contar historias fantásticas y llenas de vida con los
colores y palabras que había ido recogiendo mientras el resto trabajaba.
Y así... Todos comenzaron a soñar y a sentir el calor y la vida que les
daba Frederick con sus palabras y se sintieron felices y completos.
Frederick,Leo Leonni; Ediciones Kalandraka, Colección Libros para Soñar
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