Camina
que camina, muy preocupado, el gallo kirico llegó hasta un prado. Allí vio…
¿sabéis que vio? Una malva; y el gallo le dijo:
-Malvita,
malva, límpiame el pico, que voy a las bodas del tío Perico.
-No
quiero- dijo la malva-. No haberte ensuciado.