Si estornudas cada vez que miras directamente al sol, no creas que eres un “bicho raro”. Aproximadamente dos de cada diez personas dicen ¡achús! cuando se exponen a un exceso de luz solar, o al pasar de una zona oscura a otra iluminada. Es lo que se llama estornudo fótico.
Los expertos aseguran que todo se debe a una especie de “cruce de cables” de dos nervios: el que detecta la estimulación luminosa (óptico) y el que provoca el reflejo del estornudo. Y, por cierto, estos estornudos suelen ser cosa de familia porque ¡se heredan!.
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