-Por aquí, hermanito -dijo metiéndose entre las páginas del libro.
Despereaux la siguió, a la silla, al atril y a las páginas.
-Fíjate bien -dijo Merlota-. Esta cola de aquí es muy sabrosa y los bordes del papel son crujientes y apetitosos.
Mordisqueó el borde de la hoja y luego miró a Despereaux.
-Inténtalo -dijo-. Primero mordisquea un poco de cola y luego toma un buen bocado de papel. Y esos garabatos de las hojas son riquísimos. Despereaux bajó la vista al libro y, de repente, ocurrió algo muyMerlota trepó a una silla y de ahí saltó a un atril sobre el que descansaba un enorme libro abierto. sorprendente: las. marcas de las páginas, los “garabatos" como Merlota los había llamado, cobraron forma. Las formas se dispusieron a su vez en palabras, y las palabras formaron una frase encantadora y maravillosa: había una vez.
-Había una vez -susurró Despereaux.
-¿Qué-? -dijo Merlota.
-Nada.
-Come -dijo Merlota.
-No puedo, de ninguna manera -respondió Despereaux separándose del libro.
-¿Por qué?
-Hum -respondió Despereaux-. Arruinaría la historia.
Kate Dicamillo
Despereaux. Noguer Ed.
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